La Ortopedia Necesaria
Sobre la manera en que enfrentamos, o deberíamos enfrentar, algunas situaciones
Todos alguna vez pasamos por el proceso
de utilizar un par de rueditas anexas a la llanta trasera de la bicicleta.
Algunos las usamos hasta los ocho años y algunos alcanzaron la destreza de
dejarlas a los seis. Para muchos niños en la escuela, kindergarten en mayoría
de los casos, es una especie de meta de vida y hasta hay Bullying hacia los que aún las utilizan. El caso es que cuando uno
deja de usarlas es algo que nos gusta presumir y sentirnos orgullosos e incluso
lo presumimos por mucho tiempo después: Yo
dejé de usar rueditas a los tantos años. Con el tiempo nos convertimos en
usuarios de la bicicleta. De adolescentes para ir a la escuela o a ver a los
amigos, de jóvenes para cubrir distancias largas o ir a comprar algo que
olvidamos, o simplemente porque nos da la gana hacerlo. En la etapa adulta
utilizamos la bicicleta por terapia, por gusto también o por hacer ejercicio y
hay quienes incluso rinden un culto especial al ciclismo.
Pero, ¿y qué pasaría si utilizamos esto
como metáfora para describir un proceso mental y/o emocional, o de simple meta
en nuestra vida? A lo largo de mi rutina diaria convivo con personas, no todos
son mis amigos cercanos, pero son personas con las que interactúo un promedio
de cuatro horas diarias, o más, y que se han convertido en parte de mi vida
laboral, o de rutina como ya dije. Muchos tienen dramas y problemas y más de
alguno suele responder con ello cuando uno hace la simple pregunta de: ¿Cómo estás? Lejos de huir de ello,
trato de permitir que se exprese y así pueda darle una dimensión diferente a su
sentir y, aunque en muchos casos uno en realidad no puede hacer la gran cosa,
el simple hecho de que esa persona sepa que es escuchada, ya le permite dar un
equilibrio al asunto debido a que también pudo escuchar su propio sentir, valga
repetir la palabra.
Niveles de Problema
Pero los muchos dramas pueden ir de lo
simple y poco complejo a lo complicado y pocas veces uno puede dar o sugerir
siquiera una solución que pueda resolver el problema. Mucha gente está pasando
por procesos de duelo, problemas, tristeza y hasta enfrentando un cierto
complejo de incapacidad para cosas que a esa persona le gustaría hacer; ya sea
resolver dichos problemas o avanzar en algo en la vida. Hablemos en este caso
de un estado de miedo y sentimiento de impotencia. Hablemos de las personas que
se sienten tristes porque no saben cómo enfrentar el futuro después de un
episodio de pérdida afectiva o de un ser querido, o tal vez del repentino
sentimiento de que todos sus amigos y/o familiares le han dejado solo.
Cuando una persona está así, debe dar
un paso a la vez, un día a la vez y un periodo a la vez para deshacerse de la
carga y es cuando entra el ejemplo de Las
Rueditas. Como es el caso de utilizar tales aditamentos para no perder el
equilibrio en la bicicleta, en el terreno emocional podemos utilizar Unas Rueditas, desde luego imaginarias.
Digamos que algún amigo muy querido nos sirva de apoyo, ser Las Rueditas, o tal vez alguna pequeña
meta de un día para otro, luego de una semana a otra y así sucesivamente
alcanzando esas pequeñas metas, esas serán nuestras rueditas entonces.
Con tal ayuda mental, entonces la
persona deberá comprometerse un poco consigo misma a que un día deberá dejar de
usarlas y prepararse a la evolución eventual. Las rueditas permitirán que la
persona aprecie el amanecer, por ejemplo. En la ciudad el claxon de las seis de
la mañana del autobús que lleva al centro, la algarabía de la estación del
metro, el sonido de las cortinas de los negocios o el olor del café antes de la
ducha. En el campo puede apreciar el canto de los gallos, el timbre de la
bicicleta del panadero (nunca mejor dicho en este caso), las voces de las
señoras chismosas que se saludan en la calle mientras corren por la leche o tal
vez encender el televisor para mirar algún programa matutino (¡Por piedad, esa
persona debe evitar los noticieros!). Tal vez comprar un CD de algún artista
que aún no conozca, mirar una película chistosa o probablemente llamar a casa
de ese amigo(a) para decirle Buenos Días.
Las Maneras son lo de Menos
Si la persona decide intentar otros
rituales, su enfoque cambiará paulatinamente y comenzará a descubrir la belleza
del diario acontecer e irá integrándose nuevamente al mundo normal —por decirlo
de esa manera—. Obviamente el proceso no garantiza el bienestar por arte de
magia. Habrá momentos buenos y mágicos y también habrá momentos en los que va a
desear no haber salido de casa pero la vida es así, nunca nadie nos dio la
garantía de que todo será alegría eterna y la mejor forma de enfrentarlo es
blindando el espíritu. Pero es bueno y muy importante mencionar que, si el duelo
de la persona ha alcanzado niveles clínicos de depresión, deba atenderse con un
profesional sin dejar de usar sus rueditas traseras de soporte —mental.
Nadie espera que las cosas malas
sucedan y nadie espera que la vida sea una eterna tendencia de ir hacia abajo
pero también es importante saber que necesitamos la capacidad de enfrentar lo
malo y de apreciar lo bueno, y es aquí en donde resulta necesario aprender a
rodearse de personas que nos harán avanzar y nos estimularán a ir abandonando
las rueditas. Rodearse de personas negativas no será de gran ayuda.
Así que, no lo olvide. Para aprender a
nadar se necesitan, aparte de agua, un chaleco salvavidas y ganas de aprender.
Así la vida, para aprender a lidiar con ella a veces necesitamos un poco esas Rueditas Traseras, con el tiempo
volveremos a ser esos hábiles ciclistas avanzando hacia adelante.
Escribió: Toni Hendricks, Messy Blues
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.